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jueves, 30 de julio de 2009

Un buen día

Ahí estaba él, como siempre con su aspecto luctuoso, sólo que esta vez lo aciago del momento me causaba un dolor profundo en el pecho.
El paisaje resultaba tenebroso, como pocas veces me había resultado. El cuerpo inerte clamaba auxilio o, quizás, descanso inmediato.
En la esquina apareció un vehículo con fuertes luces y ruido ensordecedor. Bajaron cuatro hombres quienes en forma diligente tomaron el cuerpo y lo colocaron en la ambulancia. Ahí dentro, un sórdido grupo de espíritus merodeaban en espera de su alma.
En tanto, yo pensaba en mi comentario matinal “hoy será un día auspicioso…” y ahora me veía junto a un oligofrénico conductor que hacía aumentar la presión en mi pecho y sentía muy lejanos los latidos de mi corazón.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que a veces màs vale no levantarse ja,ja

Anónimo dijo...

Siempre hay días y momentos buenos o malos, lo importante es vivirlos de acuerdo a como vengan...