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sábado, 2 de julio de 2011

Madre

Estoy en el aeropuerto esperando que llegue el vuelo 397 procedente de Europa. Según lo que señala la pantalla informativa el avión viene con una hora de retraso, así es que aquí estoy viendo pasar gente de allá para acá, no es muy entretenido, pero no se me ocurrió haber traído un libro para leer un poco u otra cosa.
Si ella, mi madre, estuviera en mi lugar, de seguro todo sería diferente: primero habría traído algo para entretenerse, algo que luego dejaría para instalarse a conversar de la vida con quien estuviese a su lado. Segundo, habría dedicado el tiempo en recorrer cada uno de los negocios que aquí hay, para luego pensar en el que le gustaría trabajar a ella o en inventar una tienda nueva. Tercero, cualquier locura, incluso buscarme un nuevo novio, pues no le gusta el que tengo.
Yo la considero muy alegre, aunque ella dice que sólo es optimista, pues sabe que algún día cambiaré.