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jueves, 30 de julio de 2009

Un buen día

Ahí estaba él, como siempre con su aspecto luctuoso, sólo que esta vez lo aciago del momento me causaba un dolor profundo en el pecho.
El paisaje resultaba tenebroso, como pocas veces me había resultado. El cuerpo inerte clamaba auxilio o, quizás, descanso inmediato.
En la esquina apareció un vehículo con fuertes luces y ruido ensordecedor. Bajaron cuatro hombres quienes en forma diligente tomaron el cuerpo y lo colocaron en la ambulancia. Ahí dentro, un sórdido grupo de espíritus merodeaban en espera de su alma.
En tanto, yo pensaba en mi comentario matinal “hoy será un día auspicioso…” y ahora me veía junto a un oligofrénico conductor que hacía aumentar la presión en mi pecho y sentía muy lejanos los latidos de mi corazón.

domingo, 12 de julio de 2009

Cerditos al rescate

Tenían mucho tiempo sin verse, pero el destino los volvió a reunir. Cada cerdito había tomado su propio camino: El menor, el de la casa de paja y músico de profesión, obtuvo una beca para irse a Alemania. Allí tenía su conservatorio y el del medio, el de la casa de madera, de oficio carpintero, se ganó el kino y con ese dinero le regaló una constructora a su hermano mayor. Con el resto del dinero formó su negocio particular…”El chancho con Chaleco”, un famoso restaurante situado en Santiago.
En fin, este reencuentro fue provocado por don Lobo, alias “Chupacabras”, como se le solía llamar en la región. Esta vez tenía atemorizado no solo a los animales, sino que también a los humanos, estos últimos encontraron en sus archivos la gran hazaña del trío de chanchos, y depositaban en ellos todas sus esperanzas para ser liberados, de una vez, de este temible animal.
Los tres chanchitos se juntaron y crearon un plan, pero esta vez no construyeron casas; por el contrario, recordaron que este lobito era muy enamoradizo, por lo que le regalaron un par de pasajes (con estadía incluida) para visitar Buzios, junto a Marlín Lobarí, quien dijo estar dispuesta a todo por su país.
Según relatos de la prensa del corazón, se dice que los han visto juntos, muy felices y haciendo planes para crear un programa de televisión.

sábado, 4 de julio de 2009

Ángel

Estábamos en el departamento de mi abuela como cualquier otro fin de semana. Mi hija estaba afuera y jugaba tranquilamente en el pasillo del edificio. De pronto, giro para observarla mejor y la veo subirse a la baranda del balcón y lanzarse como quien se lanza a una piscina, todo en fracción de segundos.
Yo, sin poder detenerla, corrí escaleras abajo teniendo claro que allá me esperaba lo peor. Seguí corriendo por aquellos peldaños fatigosos e interminables, sintiendo a cada paso un dolor cada vez más intenso en mi pecho.
Al llegar a los pies de las escaleras me di cuenta que mi hija no estaba sola, ni siquiera estaba en el suelo, sino que era sostenida por unos brazos firmes y delicados, todo a su alrededor era luz y calor; sentí una paz y una alegría que no puedo describir.
Me acerqué a ellos lentamente como temiendo interrumpir algo, un diálogo tan maravilloso que sólo a esa edad se puede tener. Él me miró estirando sus brazos para entregarme a mi hija, en tanto yo, sin ser capaz de pronunciar palabras, la recibía con una gran sonrisa y lágrimas en los ojos. La abracé larga y profundamente mientras él desaparecía…
Desperté de un salto y miré hacia la cama de mi hija, ahí estaba ella durmiendo plácidamente, apoyé mi cabeza en la almohada y recordé aquel extraño sueño, casi pesadilla, que había tenido recién; di algunas vueltas en mi cama y decidí seguir durmiendo, volví a mirarla, pero esta vez tampoco estaba sola, aquella luz estaba nuevamente a su lado.

(Registro de propiedad intelectual n°177787)