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sábado, 4 de julio de 2009

Ángel

Estábamos en el departamento de mi abuela como cualquier otro fin de semana. Mi hija estaba afuera y jugaba tranquilamente en el pasillo del edificio. De pronto, giro para observarla mejor y la veo subirse a la baranda del balcón y lanzarse como quien se lanza a una piscina, todo en fracción de segundos.
Yo, sin poder detenerla, corrí escaleras abajo teniendo claro que allá me esperaba lo peor. Seguí corriendo por aquellos peldaños fatigosos e interminables, sintiendo a cada paso un dolor cada vez más intenso en mi pecho.
Al llegar a los pies de las escaleras me di cuenta que mi hija no estaba sola, ni siquiera estaba en el suelo, sino que era sostenida por unos brazos firmes y delicados, todo a su alrededor era luz y calor; sentí una paz y una alegría que no puedo describir.
Me acerqué a ellos lentamente como temiendo interrumpir algo, un diálogo tan maravilloso que sólo a esa edad se puede tener. Él me miró estirando sus brazos para entregarme a mi hija, en tanto yo, sin ser capaz de pronunciar palabras, la recibía con una gran sonrisa y lágrimas en los ojos. La abracé larga y profundamente mientras él desaparecía…
Desperté de un salto y miré hacia la cama de mi hija, ahí estaba ella durmiendo plácidamente, apoyé mi cabeza en la almohada y recordé aquel extraño sueño, casi pesadilla, que había tenido recién; di algunas vueltas en mi cama y decidí seguir durmiendo, volví a mirarla, pero esta vez tampoco estaba sola, aquella luz estaba nuevamente a su lado.

(Registro de propiedad intelectual n°177787)

3 comentarios:

alma dijo...

Que bonito! Una vez conocí a una mama que me contaba que su hija cuando era una nenita de 3 años hablaba con su abuelo, quien había fallecido mucho antes de que ella naciera. En principio lo tomaron como un juego de niños. Tiempo después y al ver que la nena insistía con lo mismo, traen una foto en la que estaba el abuelo entre otras diez personas. A la niña le brillaron los ojos y cuando la mamá le pregunta si conocía a alguien de esa foto la nena señala y naturalmente contesta "ay mama! si ya sabés que el viene de visita todos los dias"
Increíble, no?
Saludos!
Alma.-

Anónimo dijo...

que hermosa y tierna historia, aunque no deja de darme susto, los sueños interminables sueños q a veces te anuncian cosas y no sabes que quieren decir, es mejor no saber te angustian demasiado
uno debiera abrazar y besar a sus hijos más seguido, los sueños pueden ser una llamada de atención, digo yo.
me dejó para adentro esta historia igual con una gran moraleja

xau Euge

Anónimo dijo...

Què buena!
Pensar en un mundo paralelo me resulta a veces tenebroso y otras interesantìsimo.
Creo que de hecho a veces los reality, lo que escribiste antes, son parte de un mundo paralelo y misterioso, en realidad tenebroso.
Andrea