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sábado, 21 de marzo de 2009

Mi fin de semana inolvidable

Eran las tres de la tarde cuando sonó de improviso el teléfono, una voz familiar me invitaba del otro lado del auricular a una aventura que no podía rechazar.
El viento se sentía en los oídos e iba traspasando mi piel, estábamos en la cima de un cerro a punto de lanzarnos en parapente. Mi estómago subía y bajaba de la emoción o mejor dicho del miedo. Sabía que si tomaba mal una de las correas el FIN sería desastroso; sin embargo, la sensación adrenalínica era mayor y mi cuerpo sólo quería saltar al vacío.
Como el alado Ícaro sentí el fuego en mi rostro, ansiosa de aprehender las nubes entre mis manos pasé sobre ellas. Mi vista se nubló producto de la emoción, yo era un ser tan pequeño ante tanta inmensidad, una hormiga perdida que flotaba en el aire, rumbo a quién sabe dónde.
Entre tanta maravilla me pregunté por aquel sujeto que me había invitado a esta inolvidable experiencia, miré hacia la tierra y de pronto vi un punto amarillo en medio de la nada, era él que descendía hacia la tierra, rápidamente me puse a su lado y vi en su rostro la misma perplejidad, emoción y admiración que hace unos pocos instantes llenaba cada centímetro de mi pobre humanidad.
(Registro de propiedad intelectual n°177787)

sábado, 7 de marzo de 2009

La guerra de las teleseries

Marzo no sólo es entrar a la escuela, pagar patente, fin de las vacaciones, etc. también incluye una guerra y no es un conflicto cualquiera, es uno en el que debes decidir qué harás de 20:00 a 21:00 hrs. durante todo un semestre.
Tu elección sin lugar a dudas es trascendental, porque de ella dependerá tu integración al medio social que te rodea.
Las bromas, apodos y temas de conversación girarán en torno a la teleserie favorita del momento. Si tú no dominas el tema quedarás absolutamente fuera de la conversación. Por suerte en ocasiones muestran el día domingo el resumen de la semana, así podrás “ponerte al día” en caso de cualquier cosa.
Hay personas que ven los dos o más “culebrones” que presentan los diferentes canales de televisión, por lo que se meten en cuanta conversación se les presente en el día y si eso no ocurre, ellos lo provocan y como las ven todas, nadie se escapa de sus opiniones.
En general, yo no veo ninguna, ya que por opción no participo de ninguna guerra, por lo tanto, el que quiera conversar conmigo perderá su tiempo si trata de engancharme por medio del comentario de una de aquellas telenovelas.
Siendo así, paso a engrosar la lista de los que nos rehusamos a formar parte de aquella adicción y la llamo “adicción” porque termina como una necesidad en la vida de las personas.
¡Ojo! No estoy diciendo que las telenovelas chilenas sean malas, de hecho considero que tenemos excelentes actores y actrices. Lo malo está en que si has visto una las has visto todas, son muy pocas las que han causado expectación en el público por su trama innovadora.
Pero ahora los dejo, ya que están por comenzar los Exitosos Pells y Cuenta conmigo, te quiero a morir.

domingo, 1 de marzo de 2009

Este es mi rollo

En respuesta a nuestra primera encuesta... ¿Qué tan importante es el papel higiénico en tu vida?
Apareció de pronto, yo sólo entré al baño y él ya estaba allí, tan pálido, pequeño, con su cuerpo sin expresión, pero aún así me miró y me sonrió, no lo podía creer; ahora sí me había vuelto loca, pero de inmediato recordé que siempre los locos creen no estarlo, sentí algo de alivio, no fue mucho, pero algo es algo ¿no?
No pude hacer lo que mi cuerpo pocas veces me pide, pues tendría que ocuparlo a él y su mirada había penetrado en mi corazón, lo tomé y lo saqué de aquel lugar frío, solitario y a veces con mal olor. Como debía ir a la universidad lo llevé conmigo, lo deposité en mi mochila y partimos felices, hasta que en la micro escuché una vocecilla que decía:
- ¡Déjame salir, yo también quiero mirar!
Miré a mí alrededor y toda la gente se veía tan concentrada en sus propias vidas que no sabía quien había hablado.
- ¡Eh, soy yo, el papel higiénico que sacaste del baño!
No lo podía creer, era él quien me hablaba, abrí rápidamente la mochila, vi su rostro inexpresivo, pero yo sabía que estaba triste y que deseaba distraerse un poco, conversar con alguien o simplemente mirar el paisaje.
Lo levanté un poco, de manera que pudiera mirar y que a su vez los demás no se dieran cuenta de lo que yo estaba haciendo. Quise hablarle, pero algo me detenía, quizás el miedo, la vergüenza, el ridículo. Estaba en ese dilema cuando…
- No me hables aquí, ellos a mi no me escuchan, pero a ti sí. Sólo déjame mirar por la ventana.
Lo levanté un poco más y al quedar cerca de mi boca le susurré:
- Cuando lleguemos a la universidad encontrarás a más de los tuyos.
Creo que se alegró. Al llegar, me fui directo al baño, para mis amigas esto no era nada nuevo. Lo saqué de mi mochila y liberé a sus compañeros rompiendo las cajas metálicas en las que estaban encarcelados esperando su pronto y a su vez lento fusilamiento, cuyo verdugo sería cualquier poto o vagina, si no ambos al mismo tiempo.
¡Qué cruel fin! Me dije a mi misma, por eso hice lo que hice, y así continué en cada baño de aquel centro de estudios, centro del saber, que no sabían nada, sus estrechas mentes ni se imaginaban el dolor de aquellos rollos, sólo yo fui la iluminada, la elegida para apreciar y combatir en esta lucha.
Aún mantengo mi postura, mi amigo sigue conmigo, los demás recorren el mundo buscando a otros como yo. Es cierto que ya no tengo amigas, dicen que huelo algo raro y que además tengo un tic bastante desagradable…me rasco constantemente el trasero.
(Registro de propiedad intelectual n°177787)