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lunes, 13 de agosto de 2012

Día 3: Un encuentro casual

   Hoy fui al museo con unas amigas, al salir y dirigirnos a tomar una micro a casa lo vi, o él me vio...no lo sé, es decir no sé quien vio primero a quien, sólo sé que nos miramos, nos sonreímos y ambos nos acercamos a saludarnos...¡por fin alguien que no se hace el loco, el que no te ve, el importante, el que te ignora, etc.!
   Le presenté a mis amigas, ellas lo miraban embobadas, creo que debí pellizcarlas para que disimularan un poco, pero no me importó, pues él al parecer no lo notó. 
   Luego de conversar un rato, me pidió que lo acompañara al museo, yo un poco confundida lo miraba a él y a mis amigas, estas últimas de inmediato reaccionaron e inventaron mil cosas para que me fuera con él y no me preocupara por ellas, así es que regresé al museo y vi nuevamente la muestra, sólo que esta vez con otra compañía.
   El museo entero me pareció nuevo e interesante. Lo recorrimos completamente tomados de las manos. Él no me pidió ser su pareja ni nada de eso, pero estar allí, tomados de las manos me hizo sentir especial o mejor dicho ser alguien especial para él.
   Al salir del museo nos fuimos juntos y me dejó, al igual que la otra vez, a la mitad del camino entre su casa y la mía. Se despidió con un beso en mi mejilla y se fue.
   No sé cuánto me demoré en llegar a casa, ni qué camino tomé, pero en la puerta estaban mis amigas, ansiosas de saber los detalles de este encuentro.

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