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domingo, 27 de septiembre de 2009

Amigo bueno

Todos tenemos uno, eso espero, ese amigo "paleta" que siempre está cuando lo necesitas, ya sea para brindarte aliento, un buen consejo, un comentario para hacerte volver a la realidad, etc.
Pero sucede que a veces nosotros mismos nos convertimos en ese amigo bueno y como dice el Chavo: sin querer queriendo. ¿A qué me refiero? a esto:
Estaba en la escuela, subiendo las escaleras para llegar a mi sala de clases, al llegar arriba uno de mis compañeros sale del aula y me agarra de brazo.
- Me siento mal - lo tomé entonces yo del brazo y lo ayudé a avanzar ¿a dónde? ni idea.
Al final él solo siguió caminando y yo sólo lo seguí. Finalmente, cuando ya estábamos en los últimos peldaños de la escalera, comenzó a vomitar. Se ensució entero y ni hablar cómo quedó el suelo y la escalera.
Lo llevé como pude al baño, ahí terminó de botar lo poco que quedaba en su estómago, luego se lavó y enjuagó lo que pudo de su ropa. Volvimos a la sala, allí la profesora lo mandó a la enfermería, conmigo incluido; y de la enfermería lo mandaron a su casa.
Desde ese día es que soy considerado, por él, un buen amigo.Yo que simplemente iba pasando por ahí...

3 comentarios:

Noesperesnada dijo...

Una buena amiga y casi una uxiliar de enfermería, eso no se oncisgue todos los días.

Anónimo dijo...

mary: amigos en las buenas y en las malas, màs en las malas que en las buenas jajajajaj
seba:esta muy wuena la historia jajajaja saludos xau.

Anónimo dijo...

Que buena me hizo recordar mi anecdota de la "vomitona" jajajajaja...
Isis