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miércoles, 5 de septiembre de 2012

Día 5: El recital

   Cuando sentí su cercanía, me sentí un poco incómoda y le pedí que me fuera a dejar a mi casa...después de todo él me fue a buscar...

   Sonó el timbre de la casa, salí a ver quién llamaba. Era él, era Rodrigo. Le dije que mi hermano no estaba, pero...

  • No lo vengo a ver a él...vengo por ti.
   Esto no lo esperaba, mi corazón casi se salió de mi pecho al escuchar esta declaración.
  • Voy al recital y quiero llevarte conmigo.
  • Pucha, es que estoy sola y no sé si...
  • ¿Bueno vas o no vas? - preguntó cortante.
   En fracción de segundos decidí que era ahora o nunca, que sólo se vive una vez, que carpe diem, etc, etc. Así es que le pedí que me esperara un instante. Entré en mi casa, me arreglé y dejé sobre la mesa del comedor una nota que decía "voy y vuelvo".
   Caminamos hasta la parada tomados de la mano y el resto del trayecto fue igual. Ya en el estadio, cantamos y bailamos cada canción, yo me las sabía todas.
   Terminado el espectáculo, nos fuimos a comer algo y luego caminamos por la ciudad. La noche estaba preciosa, el cielo lleno de estrellas.
   Al llegar a una plaza, nos sentamos en una banca y nos pusimos a conversar. Mientras conversábamos, él acariciaba mis manos, mi pelo. Después de un rato, me abrazó y sentí que una de sus manos se deslizaba de manera lenta e imprudente por mi cuerpo, en tanto me susurraba al oído: "vamos a mi casa...".
   No me gustó para nada el rumbo que estaba tomando nuestra cita, por ello le pedí que me llevara a casa y guardé silencio el resto del camino.
   Cuando entré en mi casa mi madre me miró diciendo "veo que volviste"
  • Sí mamá, tal cual como lo escribí en la nota.

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