Claro está
que no han pasado dos días, pero prefiero vivir esto como si cada momento
hubiera ocurrido el día anterior.
Lo que sucedió esta vez fue que mi hermano
me pidió que lo acompañara a una nueva reunión, yo no lo podía creer, le pedí alguna explicación y lo único que conseguí fue saber que Rodrigo había
pedido expresamente que yo fuera. Después de esta respuesta y de sentirme en
las nubes no quise saber nada más.
Llegamos al lugar de costumbre y
todo ocurrió idem.
Cuando quedamos solos me invitó a su
casa. Quedaba cerca. Entramos y me presentó a su mamá, una señora muy simpática
y reservada. Juntos nos sentamos en un sillón, allí Rodrigo apareció con una
guitarra y se puso a cantar, así pasamos la mayor parte de la tarde.
Luego fue a dejarme a mí casa, justo
al llegar a la mitad del camino entre su casa y la mía se detuvo, me dijo que
sólo hasta ahí podía dejarme, se despidió y se fue.
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