Todos tenemos uno, eso espero, ese amigo "paleta" que siempre está cuando lo necesitas, ya sea para brindarte aliento, un buen consejo, un comentario para hacerte volver a la realidad, etc.
Pero sucede que a veces nosotros mismos nos convertimos en ese amigo bueno y como dice el Chavo: sin querer queriendo. ¿A qué me refiero? a esto:
Estaba en la escuela, subiendo las escaleras para llegar a mi sala de clases, al llegar arriba uno de mis compañeros sale del aula y me agarra de brazo.
- Me siento mal - lo tomé entonces yo del brazo y lo ayudé a avanzar ¿a dónde? ni idea.
Al final él solo siguió caminando y yo sólo lo seguí. Finalmente, cuando ya estábamos en los últimos peldaños de la escalera, comenzó a vomitar. Se ensució entero y ni hablar cómo quedó el suelo y la escalera.
Lo llevé como pude al baño, ahí terminó de botar lo poco que quedaba en su estómago, luego se lavó y enjuagó lo que pudo de su ropa. Volvimos a la sala, allí la profesora lo mandó a la enfermería, conmigo incluido; y de la enfermería lo mandaron a su casa.
Desde ese día es que soy considerado, por él, un buen amigo.Yo que simplemente iba pasando por ahí...
3 comentarios:
Una buena amiga y casi una uxiliar de enfermería, eso no se oncisgue todos los días.
mary: amigos en las buenas y en las malas, màs en las malas que en las buenas jajajajaj
seba:esta muy wuena la historia jajajaja saludos xau.
Que buena me hizo recordar mi anecdota de la "vomitona" jajajajaja...
Isis
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